miércoles, 20 de agosto de 2008

Los Derviches de Damasco

Aunque hoy es el día de Kenia y la música y los bailes tradicionales originarios de Siria y Turquía no tienen nada que ver con el país de los safaris, el Anfiteatro acoge esta noche a partir de las 23:00 un espectáculo procedente de las más antiguas tradiciones de esta zona del mundo. El grupo Al-Kindi será el encargado de acercar hasta la Expo unos sonidos y bailes ligados a la religión musulmana desde hace siglos pues suele ser el mugri de la mezquita el encargado de cantar partes del Corán y de las sagradas escrituras musulmanas para acompañar los movimientos casi en trance que acompañan esta tradición sufí.

La agrupación Al-Kindi, especializada en música sacra, se formó en 1983 de la mano de Julien Jâlal, un francés residente en el norte de Siria virtuoso de la Qânun o Cítara turca, y desde entonces llevan realizando la labor de difundir esta música árabe por el mundo, especialmente en Europa donde han actuado en teatros y templos. La agrupación la componen unos 15 músicos con diversos instrumentos de raíz árabe procedentes de Iraq, Turquía o Siria, y entre ellos destaca la voz de Sheikh Hamza Chakour, mugri de Damasco (lector del Corán), jefe del coro de la Mezquita Ommeyyades de la ciudad y poseedor de una de las voces más impresionantes del mundo musulmán. Está considerado como uno de los mejores interpretes y lectores de las sagradas escrituras en todo el mundo árabe.

Acompañando a estos músicos tradicionales habrá un espectáculo de baile con los Derviches de Damasco, también llamados Mevlevies y que se caracterizan por esos movimientos circulares giratorios en torno a sí mismos y con los brazos extendidos que producen ese efecto casi de trance y que en realidad es una danza de meditación en la que se busca acercarse a Alá simbolizando la ascendencia espiritual hacia la verdad. Para hacer todavía más espectacular ese movimiento van ataviados con unas largas túnicas de gran vuelo. Este baile-oración que nació en el siglo XIII hoy en día ha perdido parte de su componente religioso para acercarse al mundo del turismo y del espectáculo, especialmente en un país como Turquía cada vez más laico.

2 Comments:

Anónimo said...

Las gradas estaban a tope, se notaba que la gente tenía curiosidad por verlos in situ, pero tras la primera danza, desfile de personas hacia las salidas del Anfiteatro...

Anónimo said...

SI, HUBO GENTE QUE SE FUE DESPUES DE CADA CANTO, PERO LOS QUE DE VERDAD QUERIAMOS VERLOS ESTUVIMOS HASTA EL FINAL, AUNQUE FUERA COMO EN MI CASO DESPUES DE UN LARGO DIA ALLI Y CON MI HIJO DE 9 AÑOS DORMIDO EN LAS GRADAS. SIEMPRE HABIA QUERIDO VERLOS.EN EXPOFOTOS@HERALDO.ES PODREIS VER COMO ELEVABAN SU ESPIRITU IGUAL QUE LO VI YO.