lunes, 16 de junio de 2008

Haciendo el indio

La primera visita a la “expo musical” fue el sábado, día de la inauguración. La verdad es que esperaba mucha mucha más gente, que gran parte del gentío zaragozano se lanzara en masa a verla ya el primer día pero, salvo en el Balcón de las Artes Escénicas no se veía gran aglomeración, se podía pasear tranquilamente. Es más, entrada la madrugada eran cuatro gatos un tanto desperdigados los que habitaban el recinto. Y mucho me temo que entre semana la cosa sea bastante más desolada.

Niños del Brasil fueron la primera de las muchas actuaciones que espero llegar a ver si el cuerpo lo permite. El Balcón de las Músicas es lugar bastante particular, pequeño (tipo sala de conciertos para 400 personas), con escenario bajo (tipo La Casa del Loco), muy cercano (tipo La Lata de Bombillas), con buen sonido pero un tanto frío por las sillas y porque la mayor parte de la gente no va a ver al grupo sino a cotillear que hay (tipo ya que estoy aquí voy a ver que hacen estos gachupinos).

NDB comenzaron con algunos de sus más recientes temas para ir poco a poco mirando hacia atrás con “Sed de venganza”, “Las curvas del placer” y otras canciones de su etapa intermedia en los 90. Santi Rex fue soltándose poco a poco (supongo que eso de cantar frente a niños, algún abuelito y demás atenaza un tanto), iba llenando el escenario y se movía (las tablas son las tablas). Lo mejor llegó al final con su gran éxito “Al oeste” y buena parte de los que habían ido a verles ya en pie haciendo el indio y gritando “umba heya”. Para el broche final el invitado sorpresa fue El Gran Puzzle Cózmico que les acompañó haciendo en directo la versión del “Party party” que realizó para el disco homenaje a Niños.

El Anfiteatro 43, el escenario grande del recinto, recuerda en gran medida al de Lanuza en Pirineos Sur. Una forma parecida, la proximidad al río, una ladera (aquí artificial) para que la gente se siente. Lo bueno es el inmejorable sonido (auque rebota en los Pabellones) y la buena vista. Lo malo, los interludios houseros entre grupo y grupo (a ver cuanto tardan en llegar las primeras quejas por el volumen). Los mexicanos El Gran Silencio (fichados a última hora tras la baja de Susana Zabaleta), resultaron mucho mejor de lo esperado (no pasó lo mismo con lo poco que ví de Aleks Syntek) con su cumbiamuffin, una fusión divertida y bailable de cumbia, reggae y hip hop. Saltaron, bromearon e hicieron despertar las caderas y los brazos de las escasas 300 personas que se movían a pie de escenario.

Pronto más.

2 Comments:

Anónimo said...

guay
pero hay que meterle caña al técnico, julio, que no se puede dejar a los invitados bajo mínimos en los micros...
yo era uno de los becerros del final
abrazos
o.

Anónimo said...

la versión es de pablo malatesta, el puzle cósmico colaboró en ella